La Casita se llenó de libros, pero también se llenó de palabras!
Jueves tras jueves, desde hace ya tres meses, nos reunimos en La Casita con
chicos y chicas que vienen a compartir un encuentro con la literatura, en todas
sus expresiones.
Y la palabra se hace presente.
La palabra de los autores de los cuentos que elegimos para leer
colectivamente al iniciar cada taller;
La palabra de las coordinadoras, que cuentan, proponen, motivan,
incentivan, acompañan;
Y por sobre todo, la palabra de chicos y chicas que relatan historias,
propias o de otros, que inventan rimas, que crean personajes, que dan sentido y
vida a las letras que aparecen al abrir los libros de la biblio.
Y la palabra oral, va seguida de la palabra escrita. Entonces, luego de lanzar
al aire y compartir esas palabras, las imprimimos en hojas, para volver
a leerlas una y otra vez.
Son palabras poéticas, pero también simples palabras. Que riman o que nos
ayudan a descargarnos. Con algunos errores de ortografía pero con grandes e
importantes significados. Individuales, comunes y colectivas.
Palabras de bronca, de alegría, graciosas, enojadas o sonrientes.
Palabras monstruosas. Palabras que reviven y recuperan viejas pero actuales
leyendas. Palabras que todas juntas dibujan un objeto. Palabras de colores. Que
te llevan a otras dimensiones, a ese espacio en donde nada está prohibido,
donde todo es posible.
A través de la mesa de libros, de lecturas colectivas / individuales o en
pequeños grupos, de actividades lúdicas, del uso de susurradores y caligramas,
de expresiones plásticas, ingresamos al mundo literario, y de paso, nos
atrevemos a “tomar la palabra” (como nos enseña Graciela Montes), constituyéndonos
así, inventores y creadores de nuestras propias expresiones.
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